En el inicio se plantea una analogía entre la
palabra escrita y el virus, habla acerca de la relación de dependencia y
otredad entre estas dos, Burroughs
afirma que: “la palabra hablada como la conocemos vino después de la
palabra escrita Mi teoría fundamental es
que la palabra escrita fue literalmente un virus que hizo posible la palabra
hablada”. Los animales se comunican, pero no pueden escribir. Escribir es
“articular el tiempo”, poner a disponibilidad de otros hombres la información a
través de la duración. El lenguaje es un virus que se reproduce con gran
facilidad y condiciona cualquier actividad humana, dando cuenta de su
intoxicada naturaleza.
Burroughs asegura que liberar al virus palabra puede
ser más peligroso que liberar la energía del átomo y habla acerca de jugar con
grabadoras, a empalmar cintas, crear sistemas de montaje de cintas, generar
nuevas líneas de asociación. Algo del poder de la palabra se libera con la
simple reproducción. En esencia la revolución electronica de la que habla
Burroughs es en función a la manipulación del lenguaje.
Burroughs subraya la importancia de llevar a cabo
una revolución electrónica de carácter masivo, depositando su confianza en el
potencial de miles de personas con grabadoras editando y deconstruyendo los
discursos del Poder. Se trata de extender rumores, desacreditar a los
oponentes, provocar disturbios mediante la grabación y reproducción editada de
sonidos de disturbios.
Para esto desarrolla el concepto de cut-up, que consiste
en cortar textos en pedazos y luego recombinarlos de manera aleatoria,
generando nuevos sentidos. En este sentido, aquello que distingue al cut-up de,
por ejemplo, una mezcla editada, es que el cut-upes en cierto punto aleatorio.
Y no obstante, Burroughs era plenamente consciente de que el cut-up era un arma
de doble filo y si acaso cayese en manos
equivocadas, podría más bien arrojar como producto un discurso absolutamente
carente de sentido antes que abrir la puerta a nuevos modos de sentido dentro
del ámbito artístico, por ejemplo en su utilización en los medios masivos
de comunicación, que cargan con los códigos rígidos que configuran nuestra organización
social y política.