Había estado pensando en utilizar sensores de proximidad y
distancia. Se me ocurría trabajar retomando la pintura arcaica y super
tradicional de caballete, con una especie de enorme bastidor formado con
pequeños bastidores con doble vista, formando un retrato en conjunto, cada lado
con un rostro distinto. Mi primer idea es que al momento de acercarse los
bastidores girarían para deformar una parte del rostro de la pintura, cabría el
sentido de la otredad, el yo siendo yo gracias a la existencia de los demás. Mi
segunda idea, y la que me convence más, es que el cambio de los bastidores se
haga en el momento en que la persona que llega a ver la pintura le dé la
espalda y se aleje, haciendo que el rostro cambie de una expresión solemne a
una por ejemplo de hartazgo. El contenido de esto giraría en torno a las
posturas híper conservadoras que "defienden" la importancia
y el lugar de la pintura en esta época contemporánea, específicamente en este país,
donde estas críticas sin mucho contenido y que de repente suenan muy ridículas,
fuera de lugar y que a muchos les causa dolor de hígado, ponen a la pintura en
un pedestal o rango elevado de solemnidad, mal correspondido, efecto de la comparación,
o “ debates” no superados, o riñas innecesarias y muy poco útiles, con otro tipo
de disciplinas de las artes visuales poco objetuales o sin necesidad de tanta “cocina”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario