miércoles, 11 de junio de 2014
La invencion de Morel
Esta novela de Adolfo Bioy Casares donde un fugitivo cuyo nombre nunca conocemos que huye de su realidad para llegar a refugiarse a una isla aparentemente desierta, donde progresivamente se da cuenta de que no esta solo y de que la gente hace cosas repetitivas y no pueden verlo o al menos no ser parte de su realidad incluyendo Faustine de quien se enamora de una manera peculiar; tiene referencias acerca de los usos y las supersticiones de la fotografía, el cine, la inmortalidad y las nuevas tecnologías, lo cual es algo curioso por el año en que fue escrita.
La idea de inmortalidad es asfixiante, este fugitivo pone sus esperanzas en la concepto del holograma, para ser inmortal debe perder la vida, alcanzar la inmortalidad a través de una maquina, inmerso en un registro de eterno retorno, como una fotografía que se conserva durante años estático pero en movimiento en un espacio y tiempo determinado, repitiendo, como "vivir" dentro de una película, encapsulado, esta idea me es muy angustiante.
Claro, como si poner tus expectativas en una maquina fuera raro. El mundo funciona a través imágenes, muchas que no entendemos, que quizás no tienen de primera intención ir dirigidas a nosotros pero repercuten en nuestra forma de entendernos con el entorno del que somos parte.
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